Trabajo duro, calidad y amor por el acabado bien hecho son algunos de los muchos valores que fundamentan el concepto de lujo que Enrique Loewe aplicó a Loewe, la compañía que lleva el apellido familiar, durante su etapa como Director General a partir de 1980. Ahora sigue los mismos principios, pero desde de la presidencia de la Fundación Loewe, la cual asume desde el momento en que la creó en 1988.
Lejos de la ostentación superficial, él defiende un concepto profundo del lujo, como catalizador que ayuda a desarrollar y a expresar la personalidad de cada uno. Nada que ver con el estatus, sino con la esencia del ser humano.
Enrique Loewe habló con nuestra editora, Eva González, sobre los cambios sociales y económicos que todos, también la industria del lujo, vivimos en la actualidad. Respondió con mirada profundamente artesanal, aquilatando cada mínimo detalle. Pero también con la visión pionera de quienes impulsaron la expansión del retail de lujo en Asia y de un ser humano que intenta comprender las necesidades y los sueños de los demás.
Durante el seminario dirigido a PYMES artesanas titulado «Artesanía y Lujo», el cual fue organizado por Fundesarte en el Museo del Traje el pasado julio, nuestro entrevistado lanzó la idea de que la industria del lujo se enfrenta a un cambio social profundo que está conmoviendo los mismos cimientos del negocio: «Los valores fundamentales de la sociedad de los últimos 50 años están oscilando lo que debe producir un alto grado de preocupación especialmente en los últimos 5 o 6 años. Los arcanos que toman las decisiones empresariales deben de estar preocupados».
En el mencionado seminario, Loewe también habló de aburrimiento, de uniformidad, en una industria, como es la del lujo, que debería trabajar más bien sobre la base de la diferenciación: «Hoy observo una gran mismidad, ‘sameness’, un gran abatimiento.
Las grandes calles de las grandes capitales del mundo ofrecen todas las mismas tiendas y en el mismo orden lo que produce un cierto hastío.
A mí me pasa que salgo de una tienda de la competencia y cuando entro en otra tienda, como soy algo despistado, no me doy muy bien cuenta de en qué tienda estoy, porque encuentro un poco las mismas cosas, la misma creatividad…esa mismidad. Es difícil de explicar…porque un bolso es algo que debe ser especial y diferente a otro».
Un concepto nuevo a la busca de autor
Cuando nuestra editora le preguntó semanas después: ¿Diría que con la crisis económica actual el lujo goza de una cierta mala prensa?. Enrique Loewe contestó: «Estamos en un momento especial en cuanto a que yo pienso que estamos sufriendo varias crisis al mismo tiempo. Y no podía ser menos que también el lujo tenga su crisis o sus momentos de perplejidad ante todo lo que está pasando. Yo no me atrevería a decir que el lujo tiene mala prensa. El lujo conceptualmente ostentativo, el lujo de apariencia, el lujo que de alguna forma pone por delante el valor y no los valores, o sea, el valor económico y no los valores de una cosa bien hecha, de una cosa bien diseñada, de una cosa que tenga algo que ver con los anhelos y las ilusiones de las personas de hoy en día, ese lujo exagerado, ese lujo que de repente pretende epatar a los demás, ese lujo sí que está de alguna manera gozando de muy mala fama, muy merecida. Pero hay otro tipo de lujo que se le puede llamar refinamiento, que se puede llamar de muchas maneras, que es un anhelo por las cosas bellas, que es un anhelo por la calidad por el diseño por la excelencia, si se puede usar esta palabra, que también está muy manida, un lujo que aspira a estar más cerca de la cultura, más cerca de la persona y no ser solamente un objeto epatante. Ese lujo es el que está, yo creo, emergiendo en este momento de crisis e incertidumbre a la búsqueda como los personajes de Pirandello, de un autor».
Durante la entrevista Enrique Loewe habló también de una nueva generación de «indignados» que no es patrimonio exclusivo de España: «No sabemos muy bien cuál es el arquetipo al que aspiran o que quieren las jóvenes generaciones…, lo que sí sabemos es que están indignados. Parece ser que ahora nosotros no nos creemos su indignación, pero hay tantos motivos para indignarse, que verdaderamente hay que dejarles un margen de tiempo para que centren sus ideas y para que las prioricen y las organicen…La gente está buscando otras cosas. Las soluciones a las que ha llegado el mundo dijéramos civilizado y el mundo emergente potente, como China, como pueda ser a lo mejor Brasil, no son suficientemente alentadoras ni son interesantes para la juventud que ve cómo a lo mejor tiene por delante una vida sin trabajo, lo que no parece una utopía, parece una realidad, y ve sobre todo que los valores por los que le dicen que tiene que combatir, no le llenan ¿no?. Eso del piso, coche, hijos, no sé todo eso está muy, pero que muy tocado en estos momentos, por el estado de perplejidad, por la incertidumbre, por la dificultad de encontrar soluciones que estén hechas más a la medida del hombre y no a la medida de las grandes instituciones financieras y las grandes economías.»
«Como dije al principio, estamos en un momento de gran crisis, de varias velocidades, y a la búsqueda del tiempo perdido, por una parte, y de un autor, por otra, en esta comedia humana que vivimos».
Mercados que evolucionan a varias velocidades
¿Está la industria del lujo en el mismo punto en todas partes o vivimos en un mundo a varias velocidades con sociedades en diferentes momentos de evolución?. En definitiva, ¿es toda esta reflexión que hacía antes igualmente válida para países emergentes como China o India?, preguntó Eastwind.
«Sí, probablemente, es más aplicable a países occidentales, a la crisis que hay en los países occidentales para encontrarse a sí mismos», contestó Enrique Loewe, y continuó diciendo: «…Pero respondiendo a la primera parte de su reflexión, hay varias velocidades hay varias situaciones, económicas, sociológicas, hay distintos puntos de partida de muchos países, según donde sea su escenario de actuación. No se puede generalizar, aunque hay una tendencia a globalizar , ¿no?. Se dice que unas alas de mariposa batiendo en algún sitio pueden generar un tornado en México, pues no es exactamente así. A lo mejor científicamente, sí, pero en la realidad no. Hay varias velocidades, varios caminos de las sociedades a la búsqueda de un razonable bienestar, a la búsqueda de protagonismos, a la búsqueda un poco de su historia y de su identidad y en todas esas expediciones hacia lo desconocido que es lo que es en definitiva la historia del hombre, una de las anécdotas o una de las realidades más deprimentes que ha podido constatar, por lo menos el hombre occidental, es que el progreso ilimitado no existe, es que verdaderamente el progreso también es fractal, que se hace a base de muchos adelantos y atrasos, que nunca sale todo como uno espera. La ley de Murphy aplicada a los grandes números y a la sociedad seguro que se cumple. Yo creo que esta es una humanidad en un planeta cada vez más pequeño, con un crecimiento muy importante de la población, con muchos problemas relacionados por ejemplo con la ecología, relacionados con calidad de vida, relacionados con valores».
¿Nuevas potencias asiáticas del lujo?
Refiriéndose en concreto a los casos de Japón, China y algún otro mercado asiático emergente, desde el conocimiento de quien vivió de primera mano el lanzamiento de Loewe en Japón en 1972, nuestro entrevistado señaló: «Hay enormes diferencias»…»Japón, probablemente está más cerca del cansancio, del malestar de Europa. Está más desengañado, está más a la búsqueda, como lo está la sociedad occidental, de nuevos valores, una nueva reflexión, como decía antes también, sobre la ecología, sobre valores y formas de vida que puedan de alguna forma inventarse, o ponerse en práctica en un futuro próximo. Japón como un poco exhausto después de una enorme carrera. Porque, verdaderamente, desde los 70 a los 90 Japón ha sido el líder mundial de cambios, de experiencias, de laboratorios de moda. Además Japón ha entendido la moda en toda su belleza, en toda su pureza, en todo su sentido de cambio. También un poco en el sentido de búsqueda un poco de un estilo, de unas raíces. Los japoneses no han hecho modas ultra, absurdas, sino que las han hecho de alguna forma desde su propia visión del mundo, y desde su propia concepción cultural».
«Ahora vemos el fenómeno de China y de otros países asiáticos. China es una sociedad emergente. Diría que está en los años 69 de Japón. Es decir, creciendo al 9%, al 10%, al 11%, con problemas en una parte también parecidos a los de Japón, con un exceso de población, un ‘excesísimo’ de población, aunque China también es mucho más grande.
Allí hay como unos 96.000 millones de gente muy rica, son en total 1.400 -la población total, se entiende- y mucha gente que se va haciendo rica a gran velocidad, porque el país crece también a gran velocidad. Yo creo que hay una especie de espejismo, de aniquilación, de flash deslumbrante que produce ese crecimiento de alguna forma impida la reflexión, que impide de alguna forma a la propia tradición, a la propia cultura emerger y salir a la superficie.
En China funciona ahora muchísimo el efecto demostración. La gente quiere gritar que ha llegado, que es rica, que su esfuerzo ha valido la pena, que es otra y para eso necesitan símbolos muy claros, muy ostentativos y potentes, y muchas veces poco delicados, poco refinados. O sea, es el cuánto y no el cómo. Es brillo y no la esencia. Es el valor de demostrar a los demás que lo ha conseguido y esto nubla un poco las perspectivas.
Pero yo soy de los que creen que ellos han sido capaces de copiar tan bien todos los fenómenos culturales, y sobre todo la moda, que dentro de poco ellos serán emisores muy potentes de vehículos culturales y de moda. Yo creo que están llegando ya, un poquito arañando casi el mercado diseñadores chinos estupendos y muchísimos localizados probablemente en Hong Kong …
«Singapur también es otra prolongación china…y ahí están surgiendo fenómenos y cosas a los que tenemos que estar muy atentos».
«Y…o Europa reacciona y se convierte también en un foco emisor de valores culturales y estéticos y de todas las edades en el campo de la moda, con una expresión viva y palpitante, o nos vamos a quedar convertidos en un museo. En museo del mundo y en museo de la moda también».
Dando cauce a jóvenes talentos
Ayudar a que los jóvenes talentos se labren un porvenir profesional. Este fue uno de los criterios a la hora de contratar diseñadores para la casa Loewe durante los años en los que Enrique Loewe la dirigió y ahora es la norma a la hora de elegir los proyectos que financia la Fundación Loewe.
Nombres de la moda internacional tan conocidos hoy como Giorgio Armani, Karl Lagerfeld o Laura Biagiotti trabajaron en la trastienda de Loewe cuando no tenían tanto nombre. De Armani queda en la firma el arte del patronaje perfecto y la buena organización actual de los talleres junto con una buena lista de magníficos proveedores que se debe en buena parte al trabajo de base llevado a cabo Laura Biagiotti. Todos ellos dejaron huella en la casa marroquinera y ahora son la cabeza visible de sus propios emporios internacionales de la moda.
«Cuando creamos la fundación», explicó a Eeastwind Enrique Loewe, «lo que intentamos fue huir de esto de que es el centenario de…y patrocinar el centenario. Intentamos evitar modas, huir de esto porque hubiera sido un poco un oportunismo y una serie de actuaciones con poco orden.
Entonces, intentamos darle un giro hacia el mecenazgo, apoyando las carreras profesionales de poetas, de jóvenes diseñadores…
Con la poesía, llevamos 23 años. Con el diseño lo mismo. Trabajando con escuelas de diseño… Pero en este campo siempre hemos intentado iniciar a los jóvenes en la cultura de la piel. Enseñarles que no todo es el vestido, que a veces un complemento resulta incluso más interesante y que puede durar más, aunque no siempre sea así…
Enrique Loewe continuó explicando: «Ahora hemos añadido la danza. Y lo hemos hecho porque nos parecía que hoy día es muy difícil para los jóvenes que se quieren dedicar a ello precisamente eso, dedicarse a ello. Porque tienen que salir fuera si quieren hacer una carrera profesional, si no, no tienen nada que hacer. Nos parecía que debíamos apoyar aquí.
Este año vamos a patrocinar la temporada de danza del Liceo y del Teatro Real. Y esto, de momento, es como una demostración de intenciones. También queremos rescatar la danza bolera…que es un legado histórico que se está extinguiendo…y además es algo muy nuestro.
Nuestra intención, más allá de las actuaciones concretas, es fomentar el diálogo, el diálogo entre danza, poesía, diseño y que de ahí surjan ideas…».
En 2003 La Fundación Loewe recibe la Medalla del Mérito en las Bellas Artes de manos de SM el Rey de España, como reconocimiento a su labor de mecenazgo.
Con un pie en el futuro, la Fundación que Preside Enrique Loewe, tiene el otro profundamente anclado en la historia de esta firma de moda con raíces marroquineras, fundada en 1872 por un alemán enamorado de España, Enrique Loewe, el bisabuelo de nuestro entrevistado, y que fue elegida como proveedora de la Casa Real Española por Alfonso XIII.
La Fundación se encarga, por otro lado, de gestionar el Museo Loewe, donde se puede conocer desde sus orígenes la historia de una marca pionera en España del prêd-à-porter de alta gama en los 70. La historia de un icono español del refinamiento internacional, con accionista mayoritario francés, Luis Vuitton Moët Hennessy desde 1996, bajo la dirección creativa de Stuart Vevers desde 2008 y con un Presidente de Honor, Enrique Loewe Lynch, dedicado en cuerpo y alma a la Fundación Loewe.
Imagen sobre el titular.- Enrique Loewe Lynch (Presidente de la Fundación Loewe y Presidente de Honor de Loewe). Imagen, cortesía de Fundación Loewe.
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