La Comisión Europea ha anunciado hoy que ha decidido considerar la inversión en empresas y productos financieros del sector del gas y de las energías nucleares sean consideradas como acordes con los objetivos climáticos de la UE y por tanto acreedoras del sello de inversión medioambientalmente responsable.
La consideración de inversión verde se deriva de la inclusión con carácter temporal de ciertas actividades relacionadas con el gas y la energía nuclear dentro de un acto delegado complementario a la taxonomía climática ya vigente desde enero de 2021.
La Comisión y sus razones
La Comisión justifica su decisión en el hecho de que tanto el desarrollo de la producción de energía eléctrica a base de energía nuclear y de gas puede ayudar a cumplir con el objetivo de que la UE llegue a ser climáticamente neutra antes de 2050, de acuerdo con la opinión de los asesores científicos consultados y los actuales avances tecnológicos en los sectores nuclear y gasístico.
«Las actividades de gas y energía nuclear contempladas son acordes,» señala literalmente la Comisión, «con los objetivos climáticos y medioambientales de la UE y nos permitirán abandonar más rápidamente actividades más contaminantes, como la generación de energía a partir del carbón, en favor de un futuro climáticamente neutro y basado de forma preponderante en fuentes renovables.»
La opinión de la Comisión no dista demasiado, también hay que decirlo, de la que la propia Agencia Internacional de la Energía y su Director Ejecutivo, Fatih Birol, han expresado en no pocas ocasiones.
La clasificación taxonómica no determina si una tecnología concreta formará o no parte de las combinaciones energéticas de los Estados miembros, pero sí puede favorecer que el flujo de inversión que se hubiera conducido hacia energías renovables se destine al sector nuclear o al gasistas, energías que distan mucho de ser limpias y que en el caso de la nuclear implica además riesgos de catástrofe natural si se produce algún accidente.
El consenso político dentro del Colegio de Comisarios no refleja en absoluto la situación dentro del Consejo ni del parlamento europeo. Mientras Alemania y Francia apoyan la etiqueta verde para el gas (la primera) y para la nuclear (Francia) otros países como España se oponen a ello.
No sin cumplir unos requisitos estrictos
El texto del acto delegado complementario a la taxonomía climática ya vigente establece requisitos claros y estrictos con arreglo al artículo 10, apartado 2, del Reglamento de taxonomía que deben cumplirse para añadir con carácter transitorio las actividades del gas y la energía nuclear a las ya contempladas en el primer acto delegado sobre mitigación del cambio climático y adaptación al mismo, aplicable desde el 1 de enero de 2022.
Entre otras, que las centrales nucleares cumplan con los estándares de limpieza y seguridad legalmente exigidos. Lo mismo en el caso del gas.
Se introducen además requisitos de información específicos que las empresas deben cumplir en relación con sus actividades en los sectores del gas y la energía nuclear con el fin de que los inversores puedan determinar qué oportunidades de inversión incluyen actividades de gas o energía nuclear que queden dentro de la y decidir con conocimiento de causa.
La taxonomía «verde» orienta la inversión privada en línea con los objetivos climáticos de la UE evitando el «blanqueo ecológico»
Mairead McGuinness, Comisaria de Servicios Financieros, Estabilidad Financiera y Unión de los Mercados de Capitales, declaraba lo siguiente: «La UE se ha comprometido a alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050, y para conseguirlo hemos de utilizar todos los instrumentos a nuestro alcance. Intensificar la inversión privada en la transición es fundamental para alcanzar nuestros objetivos climáticos. Hoy establecemos requisitos estrictos que ayudarán a movilizar la financiación necesaria para apoyar esta transición y abandonar fuentes de energía más perjudiciales, como el carbón. Hoy reforzamos la transparencia del mercado para que los inversores puedan identificar fácilmente actividades relacionadas con el gas y la energía nuclear a la hora de tomar cualquier decisión de inversión».
Valdis Dombrovskis, Vicepresidente Ejecutivo responsable de Una Economía al Servicio de las Personas, declaraba lo siguiente: «La neutralidad climática es nuestra misión y obligación. Si queremos alcanzar nuestros objetivos para 2030 y 2050, tenemos que actuar ahora. El acto delegado de hoy trata de acompañar a la economía de la UE en la transición energética, en una transición justa, que funcione a modo de puente hacia un sistema energético verde y basado en fuentes de energía renovables. Esto acelerará la inversión privada que necesitamos, sobre todo en la actual década. Además, con las nuevas normas de hoy reforzamos la transparencia y la comunicación de información para que los inversores decidan con conocimiento de causa, lo que evitará cualquier tipo de blanqueo ecológico».
En ningún caso la taxonomía obliga a los inversores a elegir el invertir en una empresa u otra, en un producto financiero u otro o en un sector o en otro, pero sí puede ayudarles a cumplir con los objetivos de descarbonización de sus inversiones de manera eficaz.
Si Parlamento o Consejo no se oponen en el plazo de 4 meses la decisión delegada de la Comisión entrará en vigor el 1 de enero de 2023.
Imagen sobre el titular.- Mairead McGuinness (Comisaria de Servicios Financieros) en la conferencia de prensa celebrada hoy.© Unión Europea
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