Con motivo del Día Internacional de la Mujer FADEMUR ha querido que «todo el mundo entienda por qué las mujeres rurales sufren una doble discriminación: una por mujeres, otra por rurales”, además de hacer un llamamineto a que toda la sociedad participe en las movilizaciones previstas hoy 8 de marzo.
Seis discriminaciones contra las que luchar
FADEMUR lista seis realidades que impiden a las trabajadoras del campo un desarrollo en pie de igualdad con los hombres:
1.- Segregación vertical.-
Los techos de cristal son más bajos en los pueblos. La presencia de mujeres en cargos de responsabilidad del medio rural es injustamente escasa. En las cooperativas, por ejemplo, las mujeres representan cerca del 25% de la base social, pero solo el 3,5% de los integrantes de los consejos rectores.
2.- Segregación horizontal.-
Las mujeres de los pueblos están muy restringidas a ciertos trabajos, normalmente relacionados con los cuidados.
Incluso en sectores a los que frecuentemente se dedican, como el agro-alimentario, existe gran discriminación a la hora de ofrecerles puestos de trabajo. De hecho, la mano de obra femenina suele dedicarse al manipulado y no tanto al trabajo por cuenta ajena en las explotaciones.
El espacio en el mercado laboral al cual se les permite el acceso acceder es tan restringido que el de las mujeres se ha convertido en uno de los grupos sociales más afectados por el desempleo, con una tasa cercana al 42%.
3.- Trabajo invisible.-
El trabajo de las mujeres en el sector primario todavía es, en muchas ocasiones, invisible. A pesar de que existe una Ley de Titularidad Compartida desde hace nueve años, los Gobiernos no la han impulsado en todo este tiempo y, por eso, se ha aplicado de forma muy irregular (en a la Comunidad de Madrid y en Islas Baleares, el registro todavía no se ha estrenado) y en todos los casos insuficientemente, en total hay 669 explotaciones registradas.
4.- Menor acceso al negocio agrario.-
Las mujeres tienen menos explotaciones agrarias que los hombres y, además, las suyas son de menor tamaño, por lo que acceden a menos ayudas.
En España, tan solo 37,3% de las personas perceptoras de las ayudas directas de la PAC son mujeres. En términos absolutos el número de agricultoras que perciben estas ayudas queda reducido a 279.815 a 470.397 en el caso de los hombres.
Si hablamos de la cuantía de las ayudas, las mujeres también salen mal paradas. De media, las productoras perciben un 36,67% menos que los productores, o lo que es lo mismo, la ayuda media alcanza los €3.483€ en el caso de las mujeres frente a los €5.500€ en el caso de los hombres.
Por último, cosa parecida sucede con las ayudas para los programas de desarrollo rural. Siempre de acuerdo con los datos proporcionados por FADEMUR, la brecha económica entre agricultores y agricultoras en el ámbito de las ayudas alcanza un nivel del 23,66%, lo que evidencia un serio perjuicio para las mujeres rurales.
5.- Sobrecarga de cuidados.-
Las mujeres rurales viven en primera persona la carga y la falta de reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado.
La “ayuda” y el “cuidado” se consideran simplemente como su obligación en muchos casos. Además se trata de cargas más gravosa para las mujeres en los pueblos que en las ciudades debido a los escasos servicios con los que cuenta la población dependiente en las zonas rurales.
6.- Peor acceso a las TIC.-
La brecha digital entre el mundo rural y el urbano perjudica las posibilidades de auto empleo y emprendimiento de las mujeres que viven en los pueblos.
El 60% de los municipios rurales no cuentan todavía con conexión de banda ancha o esta es muy defectuosa o resulta cara. Los pueblos españoles configuran la llamada «zona de sombra» donde el tele trabajo se convierte en una utopía y las posibilidades de éxito a la hora de emprender se ven muy reducidas.
Imagen sobre el titular.- Mujeres rurales de Cee (municipio gallego con 7576 habitantes) se manifiestan el Día Internacional de la Mujer 2019.© FADEMUR