Muchos analistas anticipaban el fin de la deslocalización en pleno auge de los movimientos estratégicos encaminados a colocar la fabricación de componentes industriales (especialmente en sectores como automoción, electrónica, electrodomésticos y tecnología) en países donde los salarios eran más bajos, conservando en Europa, EEUU o Japon el ensamblaje final de los productos.
Ha tenido que llegar una pandemia, la de la COVID-19, para que las compañías más dependientes del outsourcing de microchips (las de electrónica de consumo, tecnología y automoción) sufran en sus carnes las roturas y retrasos en el suministro y para que las Autoridades Europeas se den cuenta de que es preciso producir «en casa» esos componentes clave para la recuperación económica y el liderazgo en la nueva economía «conectada».
La Unión Europea está decidida a aumentar del 9% al 20% su cuota en el mercado mundial de fabricación de chips de aquí a a 2030. Y movilizará alrededor de €15.000 millones en inversiones públicas y privadas para conseguirlo. € 15.000 millones, que se sumarán a los €30.000 millones dispuestos ya para inversiones digitales publicas que se van canalizando a través de los fondos NextGenerationEU, Horizon Europe o los presupuestos nacionales de los Estados miembros.
Todo esto y mucho más han anunciado hace unas horas en sendas comparecencias ante la prensa, por un lado, la Presidenta de la Comisión, Ursula von Der leyen, y por otro La Vicepresidenta Ejecutiva de la Comisión en el área de Competencia, Margarette Vestager y Tierry Breton (Comisario Europeo de Mercado Interior y Servicios).
Los fondos mencionados se distribuirán al amparo del futuro Reglamento Europeo de Chips en el cual se fijarán los objetivos y demás normas necesarias con el fin de evitar los cuellos de botella derivados de la escasez y demora en el suministro de este tipo de componentes pero también y más a largo plazo para hacer de la UE un líder en el mercado mundial de los microchips. Un mercado en franco crecimiento y de gran importancia estratégica desde el punto de vista industrial.
Los fondos y la acción de la UE en el campo de estos componentes se orientarán a apoyar especialmente a Pymes tecnológicas, sin perjuicio de la puesta en marcha y el apoyo a grandes proyectos dentro de este sector.
Acción en cinco campos
Según indicó la Vicepresidenta Ejecutiva de la Comisión Europea y Comisaria de Competencia, Margarette Vestager, con el fin de conseguir ambos objetivos: Solucionar la carencia de suministro actual y llegar a obtener una cuota del 20% en la producción de chips a nivel mundial, es necesario actuar en cinco campos:
«Lo primero es lo primero: Reforzar nuestras fortalezas. Asegurar el liderazgo que tenemos en lo que respecta a la investigación, construir instalaciones de próxima generación y entregar chips en toda nuestra industria.
Segundo: Dar vida a esta investigación. Cerrar la brecha entre la investigación y la fabricación, de modo que podamos tener líneas piloto, instalaciones de creación de prototipos e instalaciones de prueba para cerrar esta brecha entre el laboratorio y la instalación de producción.
Tercero: Para que esto suceda, necesitamos las habilidades adecuadas. Una fuerza de trabajo de ingenieros calificados. Necesitamos atraer a más personas al sector, atraer nuevos talentos y, por supuesto, asegurarnos de que tengan las habilidades que necesitan.
Cuarto: necesitamos producir más chips. Tanto los «chips heredados» de los que he hablado como, por supuesto, los nuevos chips de última generación que ahorran energía. Pero esto es algo que Europa no puede hacer sola.
Debido a ello, por último, pero no menos importante, debemos desarrollar una comprensión profunda de nuestro papel internacional y construir nuestra relación internacional con socios de ideas afines.»
Con respecto al apartado de I+D, la Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, señaló que el plan es reorientar los proyectos de investigación hacia el diseño de este tipo de chips pequeños, eficientes desde el punto de vista energético y orientados a segmentos como el de la nueva movilidad, la electrónica, las telecomunicaciones y la inteligencia artificial.
Establecer las alianzas internacionales que sean necesarias, otra asignatura pendiente
Europa no puede conseguir los objetivos que se ha marcado en este campo sin la colaboración tecnológica e industrial con ciertos socios que se presentan como naturales para la UE en el panorama internacional de este mercado, de modo que pretende establecer alianzas con países como EEUU, Japón, Corea del Sur o Singapur. Ni Vestager ni von der Leyen nombraron a China a este respecto, a pesar de que según las estadísticas de la ONU es el principal exportador de circuitos integrados y semiconductores del mundo (considerando la producción localizada en Hong Kong y Macao).
Tampoco se han referido ni Ursula von der Leyen ni Vestager en sus discursos a Taiwan, país que en 2021 era el líder en la fabricación de chips bajo contrata en el mundo, con una cuota del 60% es este segmento. Taiwan fabrica hoy el 20% de los semiconductores y el 90% de los micro chips de tecnología punta que se demandan en el planeta. En 2021 el 75% de los semiconductores se fabricaba en Asia y el 15% de EEUU.
Otros grandes fabricantes de estos componentes asiáticos serían Filipinas y Tailandia. Dentro de la UE y deacuerdo con las estadísticas de la ONU destacarían Alemania y BENELUX (El IMEC -Centro Interuniversitario de Micro Electrónica- tiene sede en Lowaina), y según indicó Margarette Vestager también habría que añadir a España a la lista. Empresas como Wiyo, Imasenic, ICMálaga la multinacional KDPOF, con sede comercial para Europa en Tres Cantos -Madrid- y la puesta en marcha de una fabrica de microchips en curso gracias a la asociación de las mencionadas compañías justificarían con creces la mención de Vestager.
Esta vez Europa no parte de cero: Dos proyectos de interés europeo y posible financiación pública al 100% para fábricas de microchips
Frente a otros intentos en el campo del desarrollo de la manufactura de microchips en el territorio de la UE esta vez, dijo Vestager, «…contamos ya con algunos recursos específicos para construir sobre ellos:
1.- Tenemos proyectos de interés común europeo importantes actuales y en proceso de puesta en marcha,
2.- Tenemos inversiones ya existentes a través del programa Horizon Europe, incluso a través de la Iniciativa Conjunta sobre Tecnologías Digitales Clave,
3.- Y tenemos la Disposición del Tratado sobre Ayuda Estatal para habilitar instalaciones de producción pioneras.»
En relación con el punto 1 la Vicepresidenta Ejecutiva y Comisaria de Competencia indicó que ya existía un proyecto de interés común europeo que articula la colaboración público-privada sobre esta materia de la producción de microchips:»…ese primer proyecto reúne a empresas, centros de investigación y Estados miembros. Por cada euro de apoyo público que se ha invertido en él, el sector privado ha invertido tres más. Así que ese proyecto ya alcanza los €2.000 millones de dinero público, que han ayudado a a impulsar €6.500 millones de inversión privada en el proyecto que ya está dando resultados.
«Tenemos un segundo proyecto de interés europeo en preparación, que se espera que involucre a más de 100 participantes de unos 20 Estados miembros. Se centrará en la innovación de chips en áreas como los procesadores de inteligencia artificial, la computación punta o la movilidad eléctrica.
«Además, transformaremos nuestra actual Empresa Común sobre Tecnologías Digitales Clave en una nueva ‘Empresa Común de Chips’. Y eso nos permitirá aprovechar más inversiones pero también invertir en líneas piloto, en la plataforma de diseño y en los centros de competencia para permitir que surja la fuerza laboral cualificada que se necesita».
Sobre la construcción y habilitación de fabricas de microchips dentro del territorio de la UE, la Comisaria de Competencia señaló que podrían ser financiadas al 100% con capital de los Estados miembros legalmente , siempre que cumplan dos condiciones, que sean pioneras en su especie (y lo son) y que su puesta en marcha beneficie a toda la UE.
Precisamente una de las mayores barreras de entrada a la hora de impulsar la producción de microchips en Europa es la puesta en marcha de fábricas e instalaciones que sirvan para ello. Este tipo de instalaciones son muy costosas (no menos de €1.000 millones ) y exigen la aplicación de un know how y el empleo de una mano de obra especializada que no son fáciles de conseguir. No se trata de construir sólo los edificios adecuados, la puesta en marcha de una de estas líneas de producción a pleno rendimiento suele llevar no menos de cinco años y desde que comienzan a funcionar hasta que se ponen los primeros productos en el mercado suele pasar varios años igualmente.
Acción coordinada frente a la actual crisis mientras el reglamento se tramita por el procedimiento ordinario
La Comisión Europea alienta a los Estados miembros a que comiencen de inmediato los esfuerzos de coordinación en línea con la Recomendación acordada para comprender el estado actual de la cadena de valor de los semiconductores en toda la UE, anticipar posibles perturbaciones y tomar medidas correctivas para superar la escasez actual hasta que se adopte el Reglamento.
El Parlamento Europeo y los Estados miembros deberán debatir las propuestas de la Comisión sobre una Ley europea de chips en el procedimiento legislativo ordinario. Si se adopta, el Reglamento será directamente aplicable en toda la UE.
Para más información sobre El futuro Reglamento Europeo de Chips, clic en los links que proporciono al final de este post.
Imagen sobre el titular.- Microchip. © Unión Europea.
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