Maria Jesús Montero anunciaba ayer en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la aprobación del Proyecto de Ley para la creación de dos nuevos impuestos, uno de ellos un gravamen digital del 3% sobre los servicios de publicidad online, los servicios de intermediación en línea, y las ventas de datos generados a partir de información de usuarios.
Deberán pagarlo todas las empresas que obtengan una cifra de negocios neta superior a los €750 millones a nivel mundial y cuyos ingresos derivados de los servicios que contempla la futura Ley superen los €3 millones en España.
Quedan claramente sujetas al impuestos compañías como Google, Amazon, Facebook, Uber y otras del tipo.
Cierto que el sujeto pasivo del impuesto no es el usuario, pero también lo es que el Gobierno no podrá controlar el hecho de que estas empresas suban el precio de los servicios gravados para compensar el menor margen.
Entre los clientes de Google, Facebook o Amazon hay muchas grandes empresas pero la mayoría son Pymes. Unas Pymes que tienen acceso a unas herramientas publicitarias que ayudan a nivelar la situación de competencia frente a las grandes. Unas «armas publicitarias» y unos servicios de big data que han comenzado a estar al alcance de la Pyme a precios asequibles gracias a estos gigantes tecnológicos.
Además, si Google o Facebook, por poner dos ejemplos, suben los precios por el uso de sus herramientas publicitarias quien lo pagará al final serán los consumidores y usuarios de los productos o servicios de las compañías que los publicitan online dentro de plataformas como Facebook, You Tube, etc…Es sabido que parte del precio que uno paga por un producto o servicio remunera la publicidad que la empresa ha hecho para ofrecerlo y que lo prefiramos frente a otro de su competencia.
El hecho de que el sujeto pasivo del nuevo impuesto deba tener una cifra global de negocios neta superior a los €750 millones y además superior a €3 millones en España, no garantiza que Google o Facebook u otra gran tecnológica vaya pagar. Bastará con que reduzcan contablemente cualquiera de las cifras mencionadas, para quedar libres del gravamen.
Por otro lado el Presidente de los EEUU ha anunciado que subirá los aranceles para la importación de productos desde los países que «osen» gravar con un impuesto semejante a las tecnológicas norteamericanas.
Francia había aprobado esta mal llamada Tasa Google, pero ha suspendido su aplicación y en España se ha demorado la primera declaración y cobro del impuesto hasta diciembre de 2020.
Nos parece bien que se intente que los gigantes tecnológicos contribuyan con sus impuestos allí donde se generan efectivamente sus ingresos. Nos parece bien que los diferentes gobiernos de la UE intenten paliar el efecto llamada generado por la estructura impositiva ventajosa para las tecnológicas de miembros como Irlanda.
Pero habría que idear otro modo, porque la Tasa Google no parece beneficiosa ni para el mercado en el que se implanta ni para los consumidores, mientras que la recaudación esperada con el impuesto digital, según indicó la Ministra unos €968 millones, tampoco es para tirar cohetes. Y eso, si Hacienda logra el nivel de ingreso fiscal esperado por el nuevo impuesto.
Imagen sobre el titular.- Maria Jesús Montero (Ministra de Hacienda y Portavoz del Gobierno) en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros celebrado hoy. Imagen, Pool Moncloa/JM Cuadrado
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